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Los paraísos artificiales

por Baudelaire, Charles; González Blanco, Pedro [trad.].
Tipo de material: materialTypeLabelLibroSeries: Los divinos y los malditos 1.Editor: Buenos Aires Ediciones del Beleño 1958Edición: 1a. ed.Descripción: 160 p.Materia(s): Narrativa francesa -- Poesía francesa
Contenidos:
Contenido: San Carlos de Baudelaire, por E. Bustamante Prólogo EL POEMA DEL HASCHICH I. La afición al infinito II. ¿Qué es el haschich? III. Teatro infantil IV. El Hombre Dios V. Moral UN TOMADOR DE OPIO I. Precauciones oratorias II. Confesiones preliminares III. Voluptuosidades del opio IV. Tormentos del opio V. Un falso desenlace VI. El genio niño VII. Amarguras de la infancia VIII. Visiones de Oxford IX. Conclusión
Tipo de ítem Ubicación actual Signatura topográfica Número de copia Estado Fecha de vencimiento Código de barras
Libro Físico Libro Físico Biblioteca Popular Sarmiento
Colección general
82-31 B898 1 No se presta 48463

Colección dirigida por Ernesto Bustamante
Edición de 700 ejemplares numerados. El ejemplar catalogado lleva por número el 248
Título del original en francés: Les paradis artificiels
Traducción de Pedro González Blanco

Texto de solapa de cubierta:
Bajo la suprema advocación de Thomas de Quincey (léase "Las confesiones de un fumador de opio" y el "Asesinato considerado como una de las bellas artes"), Baudelaire, en el Hotel Pimodán -entre gatos y mujeres que es lo mismo- sueña y escribe "Los paraísos artificiales".
Desde las cervezas nocturnas en la calle de los Mártires (qué bien le viene el nombre a Baudelaire), hasta sus terribles libaciones alcohólicas con la negra Duval, donde se pegaban mutuamente, hasta comer haschich y tomar opio en forma de láudano, sólo hay un paso, el paso de la bohemia, del superhombre que se suicida pensando en la estupidez humana y en la incomprensión, y del que quiere llegar a Dios por el camino del infierno.
El poeta de "Las flores del mal" -Pemán ha escrito "Las flores del bien"-, ha probado la droga inmortal, algo así como nuestra prohibida marihuana, en el salón de Fernando Boissard, tan perfectamente decorado por la magia del estilo de su habitual contertulio Teófilo Gautier, que alguna vez lleva de visita al no iniciado Honorato de Balzac.
Bien apunta Ramón, que Baudelaire amaba los cilicios y por eso buscó a la negra Duval, pero cuando se apartaba de los látigos feminios, buscaba su reencuentro en el dawamesk y salían de allí versos magníficos, donde convertía en su Diosa, a la Venus Blanca, Madame Sabatier.
Su curioso editor Poulet Malassis, le edita en 1860 "Les paradis", pero antes Baudelaire se ha peleado con él, porque este quiere agregar al gran libro la propaganda de una farmacia.
Carlos traza en esas maravillosas páginas su admirable biografía. Es un libro claro, sincero y valiente y en el fondo aleccionador y religioso, como era su autor, porque en él se halla el pecado y la redención.

Contenido:

San Carlos de Baudelaire, por E. Bustamante
Prólogo

EL POEMA DEL HASCHICH
I. La afición al infinito
II. ¿Qué es el haschich?
III. Teatro infantil
IV. El Hombre Dios
V. Moral

UN TOMADOR DE OPIO
I. Precauciones oratorias
II. Confesiones preliminares
III. Voluptuosidades del opio
IV. Tormentos del opio
V. Un falso desenlace
VI. El genio niño
VII. Amarguras de la infancia
VIII. Visiones de Oxford
IX. Conclusión

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